lunes, 14 de enero de 2008

Yo quiero amarte mas - Pablo Olivares

¡Buenos Días Señor!

Cuando estudiaba en la escuela bíblica, se me dijo que para andar en el Espíritu debía apartar una hora cada mañana con objeto de orar y leer la Biblia.

A fin de estar listo para comenzar mis oraciones a las seis de la mañana, tenía que levantarme a las cinco; y lo hacía. Día tras día salía a rastras de la cama para orar y leer la Biblia durante una hora

Pero una vez no pude hacerlo -sencillamente estaba demasiado cansado para levantarme-, y ¡a lo largo de toda la jornada me sentí culpable!. Sin embargo, llegó el día en que descubrí que Cristo vive en nosotros, y que podemos gozar de un diálogo continuo con él. Al principio, cuando empecé a tener comunión con el Señor durante todo el día, seguía poniéndome de rodillas a las seis de la mañana, como de costumbre; pero la diferencia estaba en que al incorporarme seguía hablando con él.

Cierto día, tras levantarme después de mi período devocional matutino, Jesús me preguntó: "¿por qué te arrodillas ahí? Acaso no hablas conmigo durante todo el tiempo, incluso si no estás de rodillas?".

Entonces empecé a darme cuenta de que cuando hablaba con Jesús a lo largo de todo el día, aquello formaba para mí parte de la vida real: era una relación con sentido. Pero el orar una hora cada mañana no suponía vida para mí; sino que era estar atado a una religión. Disfrutaba de mi conversación con Jesús durante toda la jornada; sin embargo el tiempo devocional lo tenía como una obligación.

Creo que hay muchisimas personas esclavizadas a un sistema religioso en sus vidas diarias porque no entienden que andar en el Espíritu es estar continuamente conscientes de la permanente presencia de Cristo dentro de nosotros.

Hoy me doy cuenta de que tengo una actitud como para mantener un diálogo continuo con él. Tan pronto como me despierto por la mañana, me desperezo y bostezo; luego digo: -Buenos días, Señor Jesús. ¿Cómo estás? (¡Esto mientras todavía me encuentro en la cama, no de rodillas!)

-Muy bien -me contesta-, ¿y tú Juan?
-Magnificamente -respondo-; he dormido muy bien esta noche.
-Ya lo he visto.
-Señor -expreso -, me parece que voy a quedarme en la cama unos pocos minutos más.
Como es mi amigo, y quiere que el día me vaya bien, me insta:
-Levántate, Juan. Sabes muy bien que cuando te quedas en la cama luego terminas corriendo. ¿Por qué vas a estropear la mañana con las prisas? Estás despierto, ¿no? Levántate y podrás disponer de mucho tiempo.

-Si Señor, pero... -Vamos, levántate. Tal vez el domingo puedes quedarte durmiendo; pero hoy sal de la cama para que no tengas luego que correr. De modo que me pongo en pie y voy al cuarto de baño para ducharme. Mientras lo hago continúo dialogando con él.

-Señor -le digo-, entretanto que me lavo por fuera, ¿no podrías limpiarme tú por dentro?
-¡En verdad lo necesitas, Juan! -me contesta.
Cuando acabo mi ducha él comienza a enseñarme a ser un buen esposo.

Ya que he dejado un charco de agua en el cuarto de baño, me dice: -Juan, seca el suelo; ahí tienes la esponja. Limpia también el lavabo.
-Señor -aduzco- mi esposa puede hacerlo después. Ella dispone de más tiempo. . . -Hazlo tú mismo, Juan -me ordena-. Vamos, quiero enseñarte a ser un buen esposo.

-Sí Señor - y me pongo a limpiar aquel desaliño.
Luego, él me pregunta: -¿Cómo te sientes ahora?
-Extraordinariamente, Señor. El mostrar amor hacia otros produce de veras un sentimiento agradable.

Entonces vuelvo al dormitorio y me digo a mí mismo: -Veamos qué ropa me pongo hoy. Llevaré estos pantalones grises con la chaqueta azul. Vaya, pero esta chaqueta azul está arrugada. ¿Y qué tal la marrón? No, no pega con los pantalones grises. Bueno, me pondré los de color marrón.

Para entonces ya tengo varias prendas extendidas sobre la cama, y planeo dejarlas ahí para que mi esposa las guarde.

De nuevo el Señor me dice: -¡Juan -¿Sí?
-Cuelga esa ropa.
-Pero mi esposa puede hacerlo. . . -Hazlo tú mismo.
-Si, Señor.
De manera que vuelvo a colgar todas las prendas donde estaban, y la habitación recupera su aspecto ordenado.
-¿Cómo te sientes ahora?
-Muy bien, Senor, realmente bien. Oh, es hora de partir como un rayo hacia la oficina o perderé el autobús.

Estoy a punto de salir por la puerta, cuando el Señor me dice:
-Juan Carlos.
-No has dado un beso a tu esposa.
-Pero Señor, es tarde. . . -Ven, hazlo; o ella estará resentida el resto del día.
-Hasta luego, queridita -digo a Marta -, me voy.
Y al salir me detengo un momento para besarla.
-Vaya -me dice aliviada de ver que no me olvido de ella-, creía que ibas a marcharte sin darme ni siquiera un beso.
-Gracias, Jesús -susurro, agradecido de que él sepa mostrar amor en todas esas pequeñas cosas que son importantes para las mujeres.

Cuando la gente me oye hablar de mis conversaciones con Jesús, pregunta: -¿Y cómo encuentra usted qué decirle?, ¿Piensa acaso que Jesús viene a nuestros corazones sólo para hablarnos acerca del bautismo o del milenio? Claro que no. El quiere enseñarnos a vivir -a ser esposos amantes y buenos padres-; de modo que habla conmigo durante todo el día, y yo con éI. Conversamos sobre cada asunto.

Si escuchásemos la forma que muchos de nosotros tenemos de orar, comprenderíamos que no conocemos realmente a Jesús como nuestro mejor amigo. Cuando uno tiene un amigo, habla con él mientras comparte las cosas corrientes de la vida. Su vocabulario, sus frases y los temas que trata son diferentes si está en su compañia que cuando se encuentra con alguien a quien solo ve ocasionalmente. Con un amigo, se deja de lado el protocolo y se tiene un trato íntimo.

Si usted posee vida en vez de religión, sus relaciones con Jesús serán íntimas ya que está usted creciendo en su amistad. Lo que hable con él será nuevo cada día.

Yo era un pastor soltero, y Marta uno de los miembros de mi iglesia. Cierto domingo por la mañana, después del culto, salí del edificio de la iglesia y me encontré con ella en compañia de un grupo de chicas.
-Marta -expresé -, me gustar

ía hablar con usted en privado si es posible.
-¿Quiere decir ahora? -preguntó.
-Bueno, pienso que estaría bien hacerlo ahora -fue mi respuesta.
-Claro, pastor.

Marta vino a mi oficina, y le dije: -Hermana Marta, me pregunto si ha notado que siento algo diferente hacia su persona que hacia el resto de las hermanas de la iglesia.
Ella se puso pálida.
-No. . . pastor -balbuceó- no lo había notado.
-Bueno -expresé yo-, me gustaria que empezase usted a hacerlo.

Ahora, suponga usted que después de mi conversación con Marta aquel primer domingo por la mañana, hubiera vuelto a decirle al siguiente domingo: -Hermana Marta, me pregunto si ha notado que siento algo diferente hacia su persona que hacia el resto de las hermanas de la iglesia.
Y un domingo más tarde: -Hermana Marta, me pregunto si ha notado. . . -¡Callese! -me habría gritado.

De haber sido asi, nunca nos hubiéramos casado ni criado cuatro hijos; porque una relación no puede desarrollarse cuando utilizamos siempre las mismas palabras protocolarias.

Eso se lo dije solo la primera vez. Desde entonces creció nuestra amistad; y ahora no tengo que repetir aquellas mismas cosas, porque hablamos, tenemos comunión, y estamos enamorados el uno del otro. Entre nosotros se ha desarrollado una grandísima intimidad en la cual lo compartimos todo.

Pero escuché las oraciones de muchos en los cultos -año tras año dicen lo mismo-: "Amado Padre celestial, venimos a tu presencia esta mañana; te damos gracias por esta reunión; te pedimos que estés con los que no han podido venir; nos acordamos de las viudas, de los misioneros. ¿Cómo podemos decir siempre las mismas cosas al Señor en nuestras oraciones? El debe sentirse aburrido con todo ese protocolo. Algunas veces pienso que tiene que preguntarse: "¿Es una cinta "cassette" o lo dice la persona misma?".

Dios es el Padre de usted, y Jesús su hermano; ¡El vive en su interior! Cristo desea experimentar esa relación con su persona, no escuchar su religión.
La iglesia es la novia de Cristo; mantenemos una relación con alguien que ha de ser nuestro esposo. Estamos enamorados de él, y él es nuestro mejor amigo.

Uno de los himnos que cantamos, dice: "El vive, él vive, hoy vive el Salvador; conmigo está. . .". ¿Es esa realmente su experiencia? ¿Anda y habla usted con él en todas las situaciones de la vida?

Muy a menudo voy al supermercado a comprar. Si es usted como yo, cuando lo hace tendrá la tendencia a adquirir muchas cosas que no necesita. Al ver algo en uno de los estantes, me digo para mí: "Lo voy a comprar".

Mientras lo hago, Cristo todavía se halla dentro de mí, y me dice: -No necesitas eso, Juan.
-Gracias, Señor -le respondo.
¿Ve? El me ayuda a comprar; y lo mismo hará con usted si presta oído a su voz.
En algunas ocasiones oigo un chisme: -El hermano tal y tal, ese tremendo predicador. . . -y allá que sale cierto rumor escandaloso acerca de dicho hermano.
-¡No! -digo yo.
-Si -me asegura la otra persona.

Un momento después estoy con otro hermano: -¿Sabes lo que ha pasado con tal y tal?. . . En ese momento, una voz me habla:
-No lo digas.

Antes de saber que se trataba de la voz de Jesús, yo seguía adelante y decía todo lo que pensaba decir; y luego me sentía mal. Pero he aprendido a escuchar esa voz y a obedecerla: eso significa ser obediente a los mandamientos del Señor bajo el Nuevo Pacto.

No puedo contarle a usted acerca de muchas de mis conversaciones con Jesús, porque se escandalizaría. Muchos de ustedes no creerían que hablo realmente con él como lo hago. Pero cuando existe una profunda amistad entre dos personas, la intimidad permite compartirlo todo.

Jesús está con nosotros todo el tiempo; no solo para perdonar nuestros pecados -lo cual también hace-, sino para impedir que caigamos. Si tuviéramos una comunión constante con él, la santidad nos vendría muy fácilmente.

Tal vez diga usted: -Hermano Ortiz, ¿cómo sabe que es Jesús quien le habla? También la carne puede hablarnos, y Satanás... Escuche: Si no sabemos esto, no sabemos nada; ya que los hijos de Dios son aquellos que son guiados por el Espíritu.

El Señor prometió: "Pondré dentro de vosotros mi Espíritu; y hare que andéis en mis caminos". Y Jesús dijo: "El Espíritu de verdad os guiará a toda verdad. . . os enseñará todas las cosas".
Si la manera que tiene de hablar con nosotros no es todo lo clara que puede ser, sus promesas no tienen sentido.

Almolonga, una Ciudad Transformada por Dios

Almolonga está situada en el departamento de Quetzaltenango, Guatemala, a sólo 30 minutos en avioneta del Aeropuerto Internacional La Aurora y aproximadamente a 3.5 horas vía terrestre desde la Ciudad de Guatemala.

Tras visitar Dios esta tierra, se produjo un avivamiento sin precedentes. Las personas y familias enteras fueron tocadas y transformadas por el poder de Dios, los milagros de sanidades y liberación masiva dieron inicio al cambio de lo que hoy se conoce como "La Ciudad Milagro".

"Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y orare, y buscare mi rosotro y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra." II Crónicas 7:14

La tierra ha sido sanada y hoy en día produce los mejores vegetales, por lo que a Almolonga se le conoce también como "La Hortaliza de América".



Esta ciudad estaba catalogada como un lugar de extrema pobreza donde reinaba el alcoholismo, la hechicería y la idolatría.




Almolonga está situada en el departamento de Quetzaltenango, Guatemala, a sólo 30 minutos en avioneta del Aeropuerto Internacional La Aurora y aproximadamente a 3.5 horas vía terrestre desde la Ciudad de Guatemala.

Tras visitar Dios esta tierra, se produjo un avivamiento sin precedentes. Las personas y familias enteras fueron tocadas y transformadas por el poder de Dios, los milagros de sanidades y liberación masiva dieron inicio al cambio de lo que hoy se conoce como "La Ciudad Milagro".

"Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y orare, y buscare mi rosotro y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra." II Crónicas 7:14

La tierra ha sido sanada y hoy en día produce los mejores vegetales, por lo que a Almolonga se le conoce también como "La Hortaliza de América".



Los agricultores de esta ciudad están siendo prosperados en cada área de sus vidas. Después de vivir en extrema pobreza y poseer tierra infértil, ahora pueden comprar camiones Mercedes Benz y también pick-ups Toyota, a los que colocan calcomanías con leyendas cristianas, y poder transportar su abundante cosecha a otros países.

Antes producían 6 camiones mensuales de vegetales; ahora producen 50 camiones diarios de verduras como zanahorias que han llegado a medir 15 pulgadas de largo, grandes rábanos, remolachas de hasta 4 a 6 libras, cebollas, repollos, etc.

Es un lugar donde la bendición de Dios es tal que los agricultores no tienen que implementar sistemas de irrigación, porque existen varios nacimientos de agua cristalina.

Podemos apreciar en Almolonga el enorme impacto del evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, donde los dueños de 36 cantinas o bares entregaron sus vidas a Jesús y ahora las cantinas son tiendas de ventas de productos de consumo diario, las cuales poseen nombres como "Jireh", "La Bendición", etc., rompiendo así la maldición del alcoholismo.

Donde antes existían cuatro cárceles insuficientes para tantos reos, hoy están cerradas. ¡La última cerró en 1988! Ahora está remodelada y se llama "El Salón de Honores", el cual es un lugar para celebrar bodas y para eventos de la comunidad.

Existen estadísticas que indican que el 92% de la población se convirtió al Evangelio, lo cual convierte a Almolonga en una ciudad modelo en la transformación de comunidades por la oración, el evangelismo y la guerra espiritual. Este avivamiento está siendo llevado a todo el mundo. El hombre fuerte fue atado y echado fuera de Almolonga.

Los ciudadanos de Almolonga tienen la visión de llevar este avivamiento a los pueblos vecinos de Olintepeque, Zunil, Quetzaltenango y a todas las naciones. Es por ese motivo que se proyectan en grande construyendo templos, a través de programas de televisión vía satélite, comprando frecuencias de radio y en la compra de propiedades para construcciones de colegios evangélicos.

martes, 18 de diciembre de 2007

"I BELONG TO JESUS"



El brasileño, que celebró su victoria en la Champions orando, pertenece a la Iglesia Evangélica.Aficionado a la lectura, el arte, el cine y el teatro, asegura que sus compañeros le "miran a veces con un poco de perplejidad, como si fuera un poco raro".Afirma que trata "de evitar las tentaciones".El brasileño del Milan Kaká, ha concedido una entrevista a la revista Vanity Fair, en la que habla de lo que le costó llegar virgen al matrimonio, de cómo fue el noviazgo con su esposa, de su relación con sus compañeros en el Milan.


La entrevista comienza con la noche de la final de la Liga de Campeones, en la que el Milan consiguió su séptima Copa de Europa, la primera de Kaká, que esa noche se fue a la cama "a las cinco de la madrugada", algo no muy frecuente en la vida de este deportista de 25 años que, en lugar de gritar tras el triunfo, se puso a rezar, arrodillado, mientras enseñaba una camiseta en la que decía "I belong to Jesus" (pertenezco a Jesús).Y es que este futbolista atípico, que opta al Balón de Oro 2007, creyente de la Iglesia Evangélica, asegura que "creo que he trabajado bien y merezco el título, pero no me quita el sueño. Mi serenidad no depende de un premio", asegura.Siempre he pensado en el matrimonio, pero tuvimos que esperar tres años"También habla de cómo le ven sus compañeros, más propensos a las fiestas y los excesos: "A veces me doy cuenta de que me miran con un poco de perplejidad, como si fuera un poco raro. Y es que sus aficiones no son las más habituales entre los futbolistas: lee mucho y es un gran apasionado del cine, el arte y el teatro. "No soy el único", parece disculparse Kaká, "Costacurta, por ejemplo, es muy culto. Y Ambrosini va siempre con un libro en la mano".Del amor y otros sentimientosKaká abre su corazón y sus intimidades a esta publicación, y cuenta que conoció a su mujer, Caroline, "en una fiesta en Sao Paulo. Mi padre y su madre (de Christian Dior Brasil) se conocían y nos presentaron. Nos intercambiamos los números de teléfono y la recogí el día que cumplía 15 años. Yo tenía 19, y ya era famoso en Brasil. En el 2002, cuando la victoria en el Mundial, nos hicimos novios".Kaká asegura que con 20 años ya pensaba en el matrimonio. "Siempre he pensado en el matrimonio, pero tuvimos que esperar tres años, uno en Brasil y dos en la distancia, porque me vine a Italia a jugar y ella era muy joven para seguirme. Pero ese tiempo fue importante, porque fue la prueba de nuestro amor".No niega que las tentaciones estaban ahí, pero "siempre trato de evitarlas. Desde que llegué a Italia, nunca he ido a una discoteca, sólo a las fiestas del Milan, y siempre con mi mujer. Cuando ella estaba en Brasil, teníamos un pacto: éramos libres de salir con los amigos, pero a media noche volvíamos a casa y nos llamábamos por teléfono. Caroline y yo hemos hecho muchos sacrificios", asegura un enamorado Kaká.Elegimos llegar castos al matrimonio, la Biblia enseña que el verdadero amor se encuentra en la noche de bodas"Respecto al sexo, tampoco tiene problemas para hablar de cómo llegó virgen al matrimonio: "Elegimos llegar castos al matrimonio, la Biblia enseña que el verdadero amor se encuentra en la noche de bodas, con el cambio de sangre, esa que la mujer pierde con la virginidad. Para nosotros la primera noche fue bellísima".Sin embargo, reconoce que le costó conseguirlo: "Soy un chico normal. No fue fácil llegar al matrimonio sin haber estado nunca con una mujer. Con Caroline, nos besábamos y había deseo, pero siempre nos hemos contenido. Si hoy nuestra vida es así de hermosa, creo que es porque hemos sabido esperar".